
El empobrecimiento de las clases trabajadoras no solo ha llegado a niveles insostenibles sino que, en este periodo de nueva “recuperación” y en el marco de las obstinadas e inútiles políticas de austeridad neoliberales, continúa incrementándose de manera incesante. Uno de sus aspectos más destacados es el problema del paro, que golpea de manera particular a algunos de los países más afectados.
En el Reino de España la incidencia del paro ha tenido especial repercusión por diferentes motivos de los que ahora no hablaremos. Pero para hablar de empezar a resolver el paro o de empezar a crear empleo, tendríamos que hablar de grandes cambios, y por citar algunos de ellos hablaríamos del crecimiento del PIB.(se habla de que a partir del 2% se empezaría a crear empleo), de una reposición de los recortes efectuados en los servicios, de un replanteamiento a la baja de la edad de jubilación, de un reajuste también a la baja de la jornada laboral, de una reconstitución del parque industrial público etc. también de una reforma fiscal en profundidad y una persecución del fraude público para cubrir parte de la financiación de todo ello, cosas sobre cuya viabilidad han escrito con sobrada objetividad economistas mucho mas capaces y creíbles que el ejército de plumíferos pagados desde los despachos de la TROYKA
Seria necesario, abordar el fenómeno del paro con el ojo frío de los/as que queremos sustituir, la sociedad burguesa, con sus miserias y calamidades habidas y por haber, por una sociedad más justa e igualitaria donde las cosas serian muy diferentes, y no solo porque lo deseemos, sino sobre todo por el potencial que la humanidad posee permite pensar con seriedad que, sin grandes costos, esa sociedad ideal soñada seria posible.
En la sociedad en que vivimos, la capitalista, la humanidad se encuentra dividida en clases sociales con intereses irreconciliables entre si. De un lado, la constituida por la minoría de personas avaras y explotadoras, (el 1%), y que posee la mayor parte de los recursos y la riquezas, y del otro, la inmensa mayoría que constituye el resto de las clases sociales más pobres, a las que la primera impone sus condiciones de explotación. Ahora las clases acomodadas se sienten crecidas y están empeñadas en quitar, sobre todo a las clases trabajadoras, sus conquistas de décadas en beneficio propio y para ello han utilizado la crisis como coartada, con el objetivo de debilitarlas al máximo como fuerza social y política organizada. Recordemos el acertado lema de “no es una crisis es una estafa”
El problema del paro hay que abordarlo en ese contexto. A los banqueros y empresarios les interesa un nivel alto de paro. De un lado el desempleo les proporciona una reserva de mano de obra barata y por otro, contribuye a que los/as que trabajan acepten hacerlo con salarios mas bajos, con jornadas mas largas, incluso, con horas extras gratis, y quienes.entran a trabajar lo harán en las condiciones que los patronos deseen, dificultando la resistencia sindical con el chantaje del miedo.
En el terreno ideológico el paro juega un papel muy importante en el debilitamiento de de la clase trabajadora como colectivo. De un lado disminuye la conciencia de clase de los/as que pierden el trabajo, que tienden a convertirse en individuos en competencia entre si por un escaso empleo, y dificulta la toma de conciencia de su pertenencia a la clase trabajadora de los/as jóvenes por la dificultad del acceso al mundo laboral.
Se trata pues de un problema del conjunto de las clases trabajadoras y por ello son muy positivos dos fenómenos que se van imponiendo en las últimas luchas de los/as parados/as en la tendencia a la salida de la marginalidad y la búsqueda del unitarismo con trabajadores/as en activo y con sus organizaciones, que han caracterizado las últimas movilizaciones.( marchas contra el paro, marchas de la dignidad, euromarchas, ILP por la Renta ciudadana,Etc.)
La organización de los trabajadores/as en paro sigue siendo una tarea básica para proseguir esa lucha.
Manel NAVARRO